Hoy en un día de reconocimiento para todas esas mujeres que han
sido y son madres y abuelas.
Mujeres que se han sacrificado.
Renunciado.
A tantas cosas para dar lo mejor de ellas. Para enseñar, educar
y cuidar.
A pesar de que cualquier día es especial, que cualquier día se
puede hacer un regalo, yo hoy le he querido regalar a mi madre estos tres
libros que son tesoros, que son maravillosos.
Y mis adquisiciones para ella han sido “Las
almas de Brandon” que aún no he leído pero estoy deseando perderme en
sus páginas.
“El chico que dibujaba constelaciones” que aunque
nunca os he hablado de esta novela en el blog, fue una de mis primeras lecturas
del año y sin duda la mejor lectura de mi vida. Conecte de una manera bestial
con los protagonistas y sentí tanto que
era completamente abrumador, por no decir que llore más que en mi vida, que me vacié
y me llene de nuevas expectativas, me llene de inspiración.
y por ultimo pero no menos importante “Invisible”
que a pesar de que yo ya lo tengo se lo he comprado porque es un libro deslumbrante,
de los que te desgarran el interior, si quieres saber más sobre el tienes mi opinión en el blog. Además de estos
tres libros una taza que me tiene completamente enamorada.
¿Os han regalado algo? ¿O habéis hecho algún regalo? ¿Qué lecturas
os acompañan en un día como hoy?
Feliz día.
Valien.
PD: Aquí os dejo las sinopsis de estas
tres historias. Ojala os dejéis envolver por ellas.
Las almas de Brandon: Es un
recopilatorio de historias cortas, cuentos y poemas
de todo tipo que tratan sobre el amor, la soledad, el olvido, el dolor, la
alegría, la felicidad, la vida y la muerte.
El chico que dibujaba constelaciones: Esta es una
historia de amor, de sueños y de vida.
La de Valentina. La chica que no sabía que tenía el mundo a sus
pies, la que creció y empezó a pensar en imposibles. La que cazaba estrellas,
la que anhelaba más, la que tropezó con él. Con Gabriel. El chico que dibujaba
constelaciones, el valiente e idealista, el que confió en las palabras
<<para siempre>>, y creó pilares que terminaron sosteniendo el
pasado, el ahora, lo que fueron y los recuerdos que se convertirían en polvo.
Invisible: ¿Quién no ha deseado alguna vez ser
invisible?
¿Quién no he deseado alguna vez dejar de serlo?
El problema es que nunca he llegado a controlar bien ese poder:
A veces, cuando más ganas tenía de ser invisible, era cuando más
gente me veía, y en cambio, cuando deseaba que todos me vieran, era cuando a mi
cuerpo le daba por desaparecer.
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